La Parábola del Sembrador aparece en tres de los Evangelios: Mateo, Marcos y Lucas. En los tres evangelios, sus escritores inspirados por el Espíritu Santo presentan la parábola y su interpretación como fue provista por el Señor Jesús.
Jesús usó la parábola del sembrador para explicar las diferentes formas en como una persona recibe el mensaje de la palabra de Dios. En el momento en que la dio, él estaba dirigiéndose a un grupo que se había reunido en la playa para escucharle hablar. Después, retirado en una casa, Jesús ofreció una explicación sobre cada punto de esta parábola a sus discípulos.
El sembrador: La persona que comparte la palabra de Dios y el mensaje del evangelio con los demás.
Si la semilla se seca no es a causa del calor. Jesús no dijo que se secó a causa del calor, sino porque «no tiene raíz». Si la palabra es ahogada no es por las zarzas sino por culpa de los que han dejado que crezca libremente. Con la voluntad tú puedes evitar que crezcan y hacer de la riqueza un uso conveniente. Por eso el Salvador no habla del «mundo» sino de los «afanes», no de la «riqueza» sino de la «seducción de las riquezas». No acusemos pues a las cosas en sí mismas, sino de la corrupción de nuestra conciencia…
Tú mismo ves que la causa de todo no es el sembrador, ni la semilla, sino la tierra que la recibe, es decir, las disposiciones de nuestro corazón. También ahí la bondad de Dios para con el hombre es inmensa puesto que, en lugar de exigir una misma medida de virtud, acoge a los primeros, no rechaza a los segundos y da un lugar a los terceros…
Es preciso, pues, primero escuchar con atención la Palabra, después guardarla fielmente en la memoria, después ser valiente, después despreciar las riquezas y liberarse del amor a todos los bienes del mundo. Si Jesús pide en primer lugar y antes que todas las demás condiciones poner toda la atención en la Palabra, es que ésta es la condición necesaria. «¿Cómo creerán si antes no la han oído?» (Rm, 10,14). También nosotros, si no estamos atentos a lo que se nos dice, no sabremos cuales son los deberes que debemos cumplir. Tan sólo después llegan la valentía y el desprecio de los bienes del mundo. Si queremos sacar provecho de estas lecciones, seamos fuertes de todas maneras. Estemos atentos a la Palabra, hagamos que nuestras raíces crezcan en profundidad y desembaracémonos de todas las preocupaciones mundanas.
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero en Antioquia, después obispo en Constantinopla, doctor de la Iglesia. Sermones sobre san Mateo, n° 44; PG 57, 467
Jesús usó la parábola del sembrador para explicar las diferentes formas en como una persona recibe el mensaje de la palabra de Dios. En el momento en que la dio, él estaba dirigiéndose a un grupo que se había reunido en la playa para escucharle hablar. Después, retirado en una casa, Jesús ofreció una explicación sobre cada punto de esta parábola a sus discípulos.
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas.
Les decía: “El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!”.
Los discípulos se acercaron y le dijeron: “¿Por qué les hablas por medio de parábolas?”. El les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure. Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.
Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno”.
Mateo 13,1-23. (Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.)
La parábola lee como sigue
“El sembrador salió a sembrar su semilla;
y al sembrarla:
- Una parte cayó junto al camino, y fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron.
- Otra parte cayó sobre la roca, y tan pronto como creció, se secó, porque no tenía humedad.
- Otra parte cayó en medio de los espinos; y los espinos, al crecer con ella, la ahogaron.
- Y otra parte cayó en tierra buena, y creció y produjo una cosecha a ciento por uno.
Luc 8: 4 – 8
Esta parábola habla de un sembrador, ¿quién es el sembrador?
El sembrador es el que cree y confiesa que Jesús de Nazareth es el único camino
para llegar a Jehová Dios. La semilla es la palabra de Dios; las buenas nuevas
de salvación por la fe en el Señor Jesús. Sembrar la palabra es predicar las
buenas nuevas de salvación. El creyente (cristiano) tiene la responsabilidad de
salir continuamente a sembrar la palabra de Dios. Esta responsabilidad
consiste, primeramente, en predicar la palabra y una de las formas más efectivas
de hacerlo es a través del modelaje. Se espera que el creyente viva la palabra
que predica.
La segunda responsabilidad es regarla, en otras palabras, visitar
a las personas a quienes se predicó la palabra para instruirlos en el Camino de
Dios. Esta segunda fase se conoce como seguimiento. La tercera fase, la de
crecimiento, le corresponde a nuestro Dios. Como dice la escritura: “Pablo
sembró, Apolos regó, pero el crecimiento la da Dios”.
Según la parábola, cuando se siembra la semilla, esta puede
caer en cuatro tipos de ambientes: junto al camino, sobre
la roca, en medio de los espinos y en
tierra buena. ¿Qué representa cada uno de estos ambientes? ¿Qué le
sucede a la semilla que es sembrada en cada ambiente? Estudiemos a fondo cada
uno de estos ambientes para ver qué tipo de corazón o persona representan.
Primer Ambiente – Junto al Camino
La que es sembrada junto al camino, es pisoteada y las
aves del cielo se la comen. Sembrar cerca del camino equivale a oír
(escuchar) la Palabra. En otras palabras, estas son las personas que
escuchan la palabra, pero la misma no halla lugar en el corazón de ellos – se
queda fuera en la superficie. El corazón de estas personas está completamente
endurecido. Son duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos, resisten
al Espíritu Santo [Hechos 7:51].
El texto indica que estas personas se quedan en la etapa
auditiva; de hecho, oyen con dificultad porque su corazón es malo. Ellos no
logran entender la palabra. Como consecuencia de sus actitudes, el diablo arrebata
la palabra de sus corazones para que no crean y se salven. El
evangelista Marcos dice que el diablo les arrebata la palabra al instante. Esto
sucede así porque sus corazones están completamente endurecidos. Estas personas
terminan con el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la
ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.
[Efesios 4:18]. El corazón de estas personas está engrosado, oyen
pesadamente, sus oídos están tapados; para que no
vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón,
y se conviertan, y yo los sane. [Hechos
28:27].
[OYE CON DIFICULTAD : NO ENTIENDE : NO CREE]
Los que no pasan de la etapa auditiva es porque su corazón
está totalmente endurecido. Ni tan siquiera reciben la palabra con gozo.
Segundo Ambiente – Sobre la Roca [conflicto y
tentación]
La que fue sembrada sobre la roca, tan pronto
creció, se secó, porque no tenía humedad.
En ocasiones, sobre las rocas hay capas delgadas de tierra en donde una semilla
puede crecer. En este caso la semilla crece por un tiempo, pero cuando las
circunstancias del tiempo comienzan a manifestarse (sale el sol), la semilla se
seca debido a que no tiene agua. A esta semilla le faltó agua, que es
ingrediente de vida.
Estos son mas nobles que los anteriores, puesto que no
solamente oyen la palabra sino que además lareciben con gozo. De
manera que este
[OYE : ENTIENDE : RECIBE (CREE POR POCO
TIEMPO)]
El problema de estos es que solo “creen por un tiempo“,
son de muy corta duración. Tan pronto vienen los problemas (aflicción o persecución por causa
de la palabra) y/o las tentaciones abandonan el evangelio. La vida está
llena de problemas y de tentaciones. De hecho el Señor Jesús dijo: “En el mundo
tendréis aflicción (problemas), pero confiad yo he vencido al mundo”. El que
abandona el evangelio cuando vienen los problemas es porque no ha creído
(confiado) como dice la Escritura.
De igual manera el apóstol Pablo dice “No os ha tomado
tentación, sino la humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis llevar; antes dará
también juntamente con la tentación la salida, para que podáis
aguantar.” [1 Corintios 10:13] Note que Dios se asegura de que no seamos
probados más allá de nuestras fuerzas y además junto a la prueba, Él nos provee
la salida. De manera que quien abandona el evangelio cuando vienen las
tentaciones es porque quiere pecar deliberadamente. Esto mismo lo indicó
Santiago cuando dijo: “Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y
seducido por su propia pasión.” [Santiago. 1:14].
Estos se conocen como creyentes temporales.
Estos son los que tan pronto aparecen situaciones de conflicto abandonan la
Iglesia del Dios Viviente. No están dispuestos a batallar por la fe que les fue
dada. No están dispuestos a retener su fe en los momentos de crisis. Jesús
conocía a este tipo de creyente, en su evangelio leemos: “Cuando estaba en
Jerusalén durante la fiesta de la Pascua,muchos creyeron en su nombre al ver
las señales que hacía. Pero Jesús, por su parte, no se fiaba
de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le
diera testimonio del hombre, pues El sabía lo que había en el hombre.
[Juan 2:23-25]. Cuando una persona está dispuesta a dejarse arrastrar por sus
pasiones y a desobedecer, su corazón no es bueno.
Los conflictos y las tentaciones no son obstáculos para el
crecimiento del verdadero creyente, al contrario, son el mecanismo a través del
cuál maduran; guiados y fortalecidos por el Espíritu Santo.
Esta semilla se quedó a nivel de la superficie del corazón,
no entró al corazón del creyente (no tenía raíces profundas). Las raíces
profundas son sinónimo de árboles saludables y fuertes. El creyente es el árbol
y sus raíces representan el efecto de la palabra sembrada cuando entra a su
corazón. Cuando la palabra no puede penetrar el corazón no se producen las
raíces, y al venir la inclemencias del tiempo (sol fuerte, vientos, …) el árbol
se seca, muere y se cae. En este caso la semilla crece sin limitaciones por
breve tiempo, viene la dificultad y se seca; por lo cual no produce fruto.
Tercer Ambiente – Entre los Espinos [el mundo y sus deseos]
La que fue sembrada en medio de los espinos, los
espinos crecieron con ella, y la ahogaron. En este caso la
semilla crece junto a otras formas de pensamiento y actitudes que eventualmente
la ahogarán, no la dejan que entre al corazón y produzca raíces. De manera que
este también
[OYE : ENTIENDE : CREE - CONTAMINADO]
En este creyente, la yerba mala (zorra) crece junto a la
semilla. ¿Cuáles son estos espinos?
Las preocupaciones, las
riquezas y los placeres de la vida.
Las preocupaciones del mundo: ¿qué habremos
de comer?, ¿qué habremos de vestir?, ¿qué dirán de nosotros?, y ¿cuál será
nuestro futuro? Él Señor Jesús indicó claramente que no nos preocupásemos por
estas cosas. Nos enseñó que si buscamos de todo corazón, Él mismo se encargará
de suplir todas nuestras necesidades y guiar nuestros pasos para estar en paz
con Dios y con los hombres. Las preocupaciones conducen a la
ansiedad, el afán y a la angustia.
Todos estos estados impiden que la palabra halle espacio en los corazones de
los creyentes. De manera que las preocupaciones la van limitando para que no
pueda entrar al corazón.
El engaño de las riquezas: pensar que la
seguridad, la estabilidad y la felicidad se
alcanzan a través de la riqueza material. Este estado consiste en amar más a
las riquezas que a Dios; una de las idolatrías más comunes en la sociedad
moderna. El amor al dinero es raíz a todos los males de nuestra sociedad: tanto
dentro como fuera de la iglesia. ¿Cómo sabemos que amamos al dinero? Su
manifestación más sutil consiste en que tenemos dificultad para darle a Dios de
lo que Él nos ha dado. Damos, pero no lo hacemos con alegría. Hasta el caso
extremo donde estamos más interesados en nuestros negocios terrenales (aumentar
nuestros bienes materiales) que en el reino de los cielos (aumentar nuestras
riquezas en el cielo) [Lucas 12:16-21]. Cuando una persona ama el dinero sucorazón
no es recto – está dispuesto a hacer cualquier cosa por aumentar
su riqueza material.
Los placeres de la vida (deseos de las demás
cosas), estos son los creyentes temporales que solo están interesados
es que se les ministre y se les sirva; no están muy dispuestos a servir – no
tienen corazón de siervo. Tenemos que estar conscientes de que Dios nos llamó a
servir y no a ser servidos. Solo quieren disfrutar de las bendiciones y de la
paz personal (egoísmo). Esta es otra de las formas de pensamiento (molde) que
ha estado utilizando el mundo y el diablo, muy efectivamente, incluso para
inactivar aún a verdaderos creyentes.
Este grupo de creyentes temporales tampoco logra dar fruto –
la fruta no madura, se quedan sin fruto; esto es, se vuelve estéril. El Señor
Jesús indicó con completa claridad que el que no da fruto es cortado y lanzado
al fuego.
Resumiendo lo dicho hasta el momento:
Junto al Camino – oye con dificultad, no
entiende y no cree. La palabra no haya espacio en su corazón – corazón
endurecido.
Sobre la Roca – oye, entiende y recibe
(cree) con alegría. Pero cree por breve tiempo – cree hasta que llega la
dificultad (problemas y tentaciones). No da fruto – indicando que no cree
conforme a la Escritura. Su corazón no es bueno.
Entre los Espinos – oye, entiende y cree;
simultaneamente permite que otras formas de pensamiento y actitudes crezcan y
eventualmente ahoguen la semilla. No da fruto – indicando que no cree conforme
a la Escritura. Su corazón no es recto – ama las
riquezas y los placeres de la vida.
Cuarto Ambiente – En Buena Tierra [mucho fruto]
La que fue sembrada en la tierra buena, creció y
produjo una cosecha a ciento por uno, otra a sesenta y otra
a treinta. Este es el verdadero creyente. ¿Qué caracteriza a un
verdadero creyente?; da fruto. El árbol es conocido por su fruto. De este
creyente no se puede decir: lo que haces no me deja oír lo que dices.
Este es el creyente que
[OYE : ENTIENDE : CREE : RETIENE : DA
MUCHO FRUTO]
Note que para dar mucho fruto es necesario retener la
palabra (Juan 15:1-5), especialmente donde los otros fallaron; cuando hay
conflictos. La persona que retiene la palabra es la que obedece, espera siempre
en Dios, de manera que hace morir al viejo hombre. Retener es lo mismo que
perseverar – permanecer obediente a la palabra de Dios independiente de cuales
sean las condiciones del tiempo (sol caliente, vientos fuertes, …).
Para llegar a dar mucho fruto el corazón
del creyente tiene que ser recto y bueno.
Significado
El sembrador: La persona que comparte la palabra de Dios y el mensaje del evangelio con los demás.
La semilla: El mensaje de Dios para nosotros.
Los cuatro terrenos: Cuatro tipos de personas y el estado en que se
encuentran al recibir el mensaje. Jesús los explica de la siguiente forma.
Las semillas junto al camino: "Los que
están junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita
la palabra del corazón, no sea que crean y se salven." - Lucas 8: 12
Algunas personas escuchan el evangelio pero la duda y la
irreverencia son demasiado grandes. Así como las semillas en el camino nunca
tuvieron la oportunidad de tocar la tierra, la palabra en personas que tienen
la disposición de negar por completo a Dios nunca llega al corazón. Otra
barrera en este tipo de persona puede ser el miedo o cicatrices profundas que
afectan su pensar y su sentir.
Las semillas sobre las piedras: "Los que
están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la
oyen, pero no tienen raíz. Éstos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando
llega la prueba."- V. 13.
La razón por la cual estas semillas no crecen es por falta
de agua. Como la tierra no es profunda, la planta no crece una raíz y se seca
fácil cuando sale el sol. Hay personas que con mucho entusiasmo reciben el
mensaje. Su fe depende de las emociones como cuando uno sufre de un nivel alto
de azúcar. No dedican el tiempo para establecerse en la palabra. No ponen
esfuerzo en crecer
espiritualmente. Como no hay fundación, una suave brisa es suficiente para
tumbarlos.
Las semillas entre espinos: "La parte
que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los
ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no
maduran."- V. 14
Estas personas escuchan el mensaje de Dios pero están
distraídas por las cosas atractivas del mundo. Aprecian más su propia imagen,
el trabajo, donde viven, sus amistades, etc. También pueden ser personas que
están estancadas en una situación que consume cada aspecto de su ser. Las
obsesiones son espinas.
Las semillas en buena tierra: "Pero la
parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y
bueno, y la retienen; y como perseveran, producen una buena cosecha." -
V.15
Esta persona oye el mensaje, lo acepta, toma tiempo para
entender y busca la forma de compartir con otros lo que ha recibido. No
solamente eso, pero esta persona ayuda a otros a entender y por eso ellos
producen frutos también.
Otras interpretaciones: Los cuatro terrenos
pueden representar etapas en la vida de una sola persona. Por ejemplo, puede
ser que al principio alguien tenía una vida llena de espinos pero trato con
ellos y llegó a ser como el buen terreno.
Puntos claves para recordar:
- Toda persona es un sembrador.
- Cada persona es responsable de lo que hace con la palabra de Dios.
- Porque una semilla no produjo fruto hoy, no quiere decir que mañana será así.
- A veces el sembrador tiene que preparar el terreno y atenderlo después.
El que tenga oídos para oír, que oiga
Si la semilla se seca no es a causa del calor. Jesús no dijo que se secó a causa del calor, sino porque «no tiene raíz». Si la palabra es ahogada no es por las zarzas sino por culpa de los que han dejado que crezca libremente. Con la voluntad tú puedes evitar que crezcan y hacer de la riqueza un uso conveniente. Por eso el Salvador no habla del «mundo» sino de los «afanes», no de la «riqueza» sino de la «seducción de las riquezas». No acusemos pues a las cosas en sí mismas, sino de la corrupción de nuestra conciencia…
Tú mismo ves que la causa de todo no es el sembrador, ni la semilla, sino la tierra que la recibe, es decir, las disposiciones de nuestro corazón. También ahí la bondad de Dios para con el hombre es inmensa puesto que, en lugar de exigir una misma medida de virtud, acoge a los primeros, no rechaza a los segundos y da un lugar a los terceros…
Es preciso, pues, primero escuchar con atención la Palabra, después guardarla fielmente en la memoria, después ser valiente, después despreciar las riquezas y liberarse del amor a todos los bienes del mundo. Si Jesús pide en primer lugar y antes que todas las demás condiciones poner toda la atención en la Palabra, es que ésta es la condición necesaria. «¿Cómo creerán si antes no la han oído?» (Rm, 10,14). También nosotros, si no estamos atentos a lo que se nos dice, no sabremos cuales son los deberes que debemos cumplir. Tan sólo después llegan la valentía y el desprecio de los bienes del mundo. Si queremos sacar provecho de estas lecciones, seamos fuertes de todas maneras. Estemos atentos a la Palabra, hagamos que nuestras raíces crezcan en profundidad y desembaracémonos de todas las preocupaciones mundanas.
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero en Antioquia, después obispo en Constantinopla, doctor de la Iglesia. Sermones sobre san Mateo, n° 44; PG 57, 467
¿Qué nos enseña esta parábola?
- Necesitamos tener un corazón recto y bueno para poder dar mucho fruto.
- El que tiene este tipo de corazón persevera en la doctrina de Cristo especialmente cuando vienen los conflictos.
- Un corazón recto es uno que no se involucra en los negocios de la vida – no ama las riquezas ni los placeres de la vida (no busca que le sirvan y tener paz personal).
- Un corazón bueno es aquel que no cede ante las tentaciones y que no cambia de opinión cuando vienen los problemas.
- Los verdaderos creyentes se caracterizan porque dicen presente, especialmente cuando hay necesidad, su propósito en la vida es servir a otros.
- Los verdaderos creyentes deben examinarse cada día, para evitar que sus corazones se contaminen.
gracias me sirvio muchisisisimo
ResponderEliminarExcelente explicación hermano, mil gracias!
ResponderEliminarExcelente explicación hermano, mil gracias!
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